UN SUSTENTO DE VIDA TRAS LOS CONTENEDORES DE BASURA
- Darwin Jaramillo
- 6 ago 2015
- 5 Min. de lectura
La necesidad económica obliga a que muchas familias sobrevivan como puedan. Es fácil observar que en los contenedores de basura de los barrios urbanos marginales de la ciudad de Loja hay personas que se dedican a la recolección de chatarra y material reciclable. De la venta de esos artículos obtienen pequeños recursos que les alcanza para llevar el pan a sus hogares.
Marco Antonio Roa, es minador (personas que viven de recoger desechos). De sus 34 años de edad, ocho los ha dedicado a recoger papel, plástico, cartón y chatarra que los demás tiran. Antes de dedicarse a esta labor trabajaba en construcciones, pero la actividad terminó con un fatal accidente. Hace diez años, como de costumbre, fue a recoger en su moto a su hija Lucía, en la escuela Alonso de Mercadillo. De regreso a casa, una camioneta Datsun, color rojo los impactó de frente y ambos resultaron con graves heridas. La peor parte la llevó él, pues permaneció tres días en coma y sus dos piernas quedaron fracturadas.
Pese a las evidencias y acusaciones, la misma Policía aseguró que el conductor estaba ebrio, este nunca fue sancionado con ninguna pena y, como casi siempre sucede, la impunidad reinó en este caso. “Fue como haber atropellado un animal cualquiera”, dijo, visiblemente molesto, Marco Antonio. Para solventar los gastos del hospital su esposa pidió colaboración a vecinos, conocidos y moradores del barrio, pues lo poco que gana vendiendo espumillas en las instalaciones del Cuerpo de Bomberos, no fue suficiente para cancelar la operación de su esposo.
La familia Roa quedó endeudada por los elevados costos que demandó el accidente. Los dos años que tardaron la recuperación no fueron suficientes para salvar su pierna izquierda, pues mantiene molestias que le impiden caminar con normalidad.
Empieza a reciclar durante ese periodo, él quedó incapacitado para realizar cualquier tipo de trabajo forzado, por lo que su familia pasó hambre y otras necesidades. Esta situación obligó a Marco a buscar nuevas alternativas de ingresos para su familia y decidió reciclar todo aquello que los demás desechan. “Son 5 a 6 dólares los que gano diariamente y la verdad esto no me alcanza para mantener a mis cinco hijos y esposa.
Hay días que nos toca comer sólo una sopa de arroz y mis niños lloran de hambre al ver que no les puedo dar más alimentos”, dice Marco, en cuyo rostro se refleja una profunda tristeza.

Su hermana Rocío, trabaja junto a él, tiene cinco hijos y es madre soltera, gana de dos a tres dólares diarios y no le alcanza para solventar los gastos del hogar y brindar el estudio a sus hijos. Por ello, el Centro de Investigación Social de Loja, (CISOL), está a cargo de sus niños y los beneficia con becas estudiantiles. Sin embargo, la joven madre recuerda que varias instituciones la visitan para ofrecerle ropa, comida, bonos y cuidados para sus niños, pero todo queda en palabras porque nunca se concreta. Antiguamente esta humilde mujer recorría las calles céntricas de la ciudad vendiendo frutas en un pequeño carro, que era su medio para movilizarse, pero policías municipales le quitaron su herramienta de trabajo y le exigían pagar una multa de 150 dólares para devolverle.
Ese dinero nunca logró reunirlo y no le quedó otra opción que salir a recolectar material reciclable junto a su hermano. “A veces, personas de buen corazón nos llevan a su casa para lavar ropa y limpiar, nos pagan de cinco a ocho dólares, nos brindan la comida y hasta vestimenta para nuestros hijos”, relata la humilde mujer con la mirada al piso, como queriendo disimular la pobreza que le rodea. Curiosamente, Rocío y Marco nunca se han enfermado a pesar de estar en contacto directo con los desechos de los contenedores de basura.
Pero Luis Morales, médico general, sostiene que las enfermedades se pueden observar a largo plazo y, si no son atendidas a tiempo, pueden provocar hasta la muerte. El galeno manifiesta que las personas al estar en constante relación con sitios donde existe acumulación de basura, desarrollan hongos y bacterias que al hacer contacto con la piel provocan irritaciones e infecciones.
Los tipos de enfermedades más comunes producidas por la contaminación son gastrointestinales, que afectan el sistema digestivo por la ingestión de alimentos contaminados con heces fecales y otras bacterias, explicó el profesional de la medicina. Para evitar este tipo de enfermedades, Morales recomienda utilizar implementos de protección como mascarillas, guantes, overoles, entre otros.
Además, recalca la importancia de mantener una higiene adecuada, desinfectarse y lavarse las manos, antes de ingerir o preparar cualquier alimento. La explicación del médico alerta a quienes laboran en los botaderos de basura, pues la mayoría no utiliza medidas de prevención adecuadas para evitar infecciones. Ante esta situación, los minadores piden que las autoridades se preocupen por estos sectores vulnerables, ya que tras ellos existe una generación de niños, que probablemente se dediquen a la misma actividad y el riesgo de contraer enfermedades mortales es constante.
Patricia Acaro, coordinadora Zonal del Ministerio de Inclusión Económica y Social, (MIES), señaló que la institución enfoca la atención en dos proyectos fundamentales: reducción de la mendicidad y eliminación del trabajo infantil. La tarea se focaliza en algunos puntos claves de la ciudad y de la provincia, como vertederos de desechos, iglesias y mercados. En Loja hay 230 niños y niñas identificados como trabajo infantil.

De esta base el Ministerio inició un proyecto de incorporación del 60% de niños en programas de inclusión, como centros de Desarrollo del buen vivir, Creciendo con nuestros niños y la modalidad de becas escolares. Según la coordinadora del Mies, los ciudadanos deben tomar conciencia sobre cómo ayudar: porque entregar ropa, comida e incluso dinero no resuelve el problema, pues estas soluciones son de mediano plazo y únicamente contribuyen al fortalecimiento de la mendicidad. Con respecto al Bono de Desarrollo Humano, Acaro manifiesta que las personas que deseen ser beneficiadas deben solicitarlo pero serán rigurosos en concederlo solo a quienes realmente lo necesitan.
OPINIONES
Los minadores son una lección de vida. Para el sociólogo Alberto Solano los minadores son sinónimo de pobreza y han hecho de la basura un sustento de vida. Además, ellos de forma indirecta y sin saberlo, hicieron conocer con su trabajo la manera de tratar a la basura y no es otra cosa que el reciclaje. “La gente odia a los minadores, sienten temor de ellos por verlos desaseados, mal vestidos, y rodeados de basura, pero lo que no saben es que detrás de estas personas hay una historia que contar y una lección de vida a seguir, porque el minar en la basura es un trabajo como cualquier otro.

Necesitamos cambiar nuestra mentalidad para terminar con este problema que no sólo les compete a las autoridades sino a la sociedad en general. Estoy totalmente seguro que si luchamos conjuntamente lograremos erradicar la pobreza”, destacó. Loja se ha constituido en la ciudad líder del Ecuador en manejo de desechos orgánicos e inorgánicos. A partir de 1992, cuenta con un relleno sanitario para dar el tratamiento adecuado. Según Pulvio Bolívar Maldonado, jefe de la planta de reciclaje. El relleno sanitario comprende varias áreas; lombricultura, desechos bio-peligrosos, confinamiento final, laguna de oxidación y escuela para niños.
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